Por el Dr. Rafael Valentin Aguirre Meneses.

Educación sexual

“Si el hombre no poseyese una generosa, tan fértil imaginación, no ‘amaría’ sexualmente como lo hace, en toda posible ocasión. La mayor parte de los efectos que se cargan al instinto no proceden de él. Si así fuese, aparecerían también en el animal.
Las nueve décimas partes de lo que se atribuye a la sexualidad es obra de nuestro magnífico poder de imaginación, el cual no es ya un instinto, sino todo lo contrario, una creación”.
“Al hombre normal le ‘gustan’ casi todas las mujeres que pasan cerca de él”. Ortega y Gasset.

Durante los últimos setenta años ha habido un cambio de actitud hacia los problemas sexuales.

Antiguamente se pensaba que hablar de sexo al niño o al joven era lo mismo que pervertirlo.

En la actualidad, el sexo ha dejado de ser un tabú y hoy la instrucción sexual, permite al viejo darse cuenta de los errores en que vivió; los adultos corregimos yerros y cada día tendemos a tener un aprendizaje mayor, y muy probablemente los niños y los jóvenes entran a la vida con mayor capacidad para llevar a cabo una vida sexual más sana, sin anacrónicos fantasmas, vida sexual equilibrada, que acepta posibilidades pero que sabe de limitaciones tanto físicas como sociales y morales.

Por lo tanto, se hace necesario tener un conocimiento del sexo y de los problemas directamente relacionados con él, como son los aspectos biológicos y de reproducción; conocimientos que ayudan a disipar el misterio que rodea a la sexualidad humana y, le llevan a considerarla como cualesquiera otras de las funciones del cuerpo humano.

Por ende, es indispensable tener un amplio conocimiento del embarazo, del parto y la lactancia; de las enfermedades de transmisión sexual; de la planificación familiar; del amor conyugal; del derecho a una autodeterminación procreativa; los medios concretos para la planificación familiar; las relaciones sexuales, el aborto, la masturbación; la homosexualidad, etc.

Desde mi particular punto de vista considero, que la única forma para llegar a una vida sexual más sana es la instrucción progresiva y científica del niño: partes del cuerpo, crecimiento y reproducción, familia, herencia, etc.

Durante todo el curso de la enseñanza de la sexualidad se deberá insistir, en que la familia es la unidad básica de la sociedad; el sentido de paternidad y la crueldad que supone la paternidad irresponsable, como fábrica de seres desadaptados.

Destacar el verdadero sentido de la mujer en la maternidad; de su gran importancia en la custodia y dignidad del hogar, apoyo al marido y orientación de los hijos; los cónyuges deben saber que los niños, tienen la ilusión de que tanto su madre como su padre llevan una vida en común feliz, y que ésta será permanente.

Gran parte del éxito de la familia dependerá del equilibrio emocional de los padres, pero además, es indispensable desde el punto de vista del problema que nos ocupa, la sexualidad, que el niño y el joven sean informados, es decir, tengan una correcta información sexual, y no se les abandone a su suerte.

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