Por el Dr. Rafael V. Aguirre Meneses.
Medicina milagrosa
¿Le gustaría tener en un medicamento la fórmula que lo relaje, controle su presión arterial, mejore la digestión y tensión muscular, además de estimular los aparatos circulatorio y respiratorio?
Aunque parezca increíble, existe desde hace milenios, sólo que actualmente la ciencia ha vuelto la mirada a este tratamiento para estudiarlo, aprobarlo y recomendarlo.
Se trata de la risa, el mejor desintoxicante capaz de curar o, por lo menos, atenuar la mayoría de nuestros males; lo más importante es que no tiene contraindicaciones y no existe ningún peligro si se supera la dosis recomendada, es más, si esto pasa, mejor.
Reírse es natural, de hecho, a las 36 horas de nacido el bebé puede ofrecer una sonrisa a sus padres, lo cual hará durante toda su infancia 300 veces al día.
Sin embargo, al llegar a la madurez perderá esa capacidad, al igual que todos los adultos, alcanzando, acaso, si es risueño, cien risas al día, y si no es alegre, apenas 15.
Es importante tomar conciencia que crecer no significa dejar a un lado el buen humor, sobre todo cuando está comprobado que la risa verdadera y explosiva hace mover 400 músculos en todo el cuerpo, ya que obliga al diafragma, tórax, abdomen, corazón y pulmones a que entren en acción.
De igual modo, cada vez que el ser humano ríe, la garganta expulsa bocanadas de aire a velocidad de 110 kilómetros por hora, en tanto que el cuerpo empieza a descargar adrenalina, la frecuencia cardiaca aumenta, los pulmones expulsan dióxido de carbono, los ojos se llenan de lágrimas y los músculos pierden tensión, relajándose.
Por su parte, cuando la glándula pituitaria recibe el impulso o estimulo generado por nuestra sonrisa voluntaria y consciente, reacciona liberando hormonas llamadas endorfinas que, además de ser un analgésico natural de nuestro cuerpo, producen sensación de bienestar generalizado.
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