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VIVIENDO CON SENTIDO | ¡ASÍ LAS COSAS! - Cuando finalmente pierdes el vínculo emocional con alguien, es como si se levantara un velo y comenzaras a verlo como realmente es: simplemente normal. La chispa que alguna...

Cuando finalmente pierdes el vínculo emocional con alguien, es como si se levantara un velo y comenzaras a verlo como realmente es: simplemente normal. La chispa que alguna vez viste en él, la magia que atribuiste a su presencia...

VIVIENDO CON SENTIDO | ¡ASÍ LAS COSAS! - Cuando finalmente pierdes el vínculo emocional con alguien, es como si se levantara un velo y comenzaras a verlo como realmente es: simplemente normal.  La chispa que alguna...

DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ

PSICOTERAPEUTA CLÍNICO

Certificado en Hellinger Sciencia

¡ASÍ LAS COSAS!

“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”

¡Menos personas, menos problemas!

Deja de perseguir personas, deja de buscar aceptación, deja de ser complaciente. Persigue metas. Ámate lo suficiente para que no mendigues amor.

LIBERTAD

Cuando finalmente pierdes el vínculo emocional con alguien, es como si se levantara un velo y comenzaras a verlo como realmente es: simplemente normal.

La chispa que alguna vez viste en él, la magia que atribuiste a su presencia, se desvanece y, de repente, aparece como siempre fue: humano, con defectos e imperfecciones.

Es un momento profundo en el que te das cuenta, de que no era necesariamente él quien era extraordinario, sino el amor y la energía que volcaste en la conexión, que lo hizo parecer tan especial.

Verás, el amor tiene una forma de mejorar a las personas. Cuando estás emocionalmente involucrado, no sólo estás viendo a una persona; estás viendo un reflejo de tus sentimientos, esperanzas y sueños en ella.

Tu afecto magnifica sus buenas cualidades, a menudo enmascarando o minimizando los aspectos que pueden no estar alineados contigo.

Es como si estuvieras iluminando a esa persona y, con esa luz, brilla.

Pero una vez que esa luz se desvanece, una vez que tu vínculo emocional se afloja, comienzas a notar las sombras, las cosas que tal vez hayas pasado por alto antes.

Esto no quiere decir que la persona no fuera valiosa o significativa en tu vida.

Es sólo que, sin la lente del apego, finalmente la estás viendo con claridad, sin las emociones intensas que alguna vez nublaron tu perspectiva.

Es tu amor, tu energía y tu capacidad de cuidar lo que la pintó de colores, que no necesariamente poseía por sí sola.

¿Y esa comprensión?

Es liberadora.

Porque te devuelve el poder.

Entiendes que nunca se trató de que la persona fuera excepcionalmente especial por sí sola, se trataba de ti y de la profundidad del amor que tienes para ofrecer.

Tienes el poder de crear belleza y significado en tus relaciones con la energía que elijas invertir.

Y si pudiste hacer eso una vez, puedes hacerlo de nuevo, con alguien que realmente valore y corresponda esa energía.

Esto también abre una comprensión más profunda de la autoestima.

Es un recordatorio de que el amor que das tiene un valor inmenso.

Es una fuerza que puede transformar incluso, la conexión más ordinaria en algo extraordinario.

Entonces, si una relación ha terminado o si un vínculo se ha desvanecido, no te obsesiones con la pérdida de esa persona.

Reflexiona sobre la increíble capacidad que tienes para llevar luz, a la vida de las personas y siéntete orgulloso de ello.

Ahora, de cara al futuro, tienes la oportunidad de ser más consciente de hacia dónde diriges esa energía.

Puedes elegir invertir en personas que realmente vean y aprecien tu particularidad, en lugar de depender de ti para elevar la de ellas.

Reconoce que eres tú quien tiene el poder de hacer que cualquier relación sea vibrante y significativa.

Tu amor, tu energía, es un regalo, y debe darse a quienes lo honran y lo reflejan.

Por lo tanto, cuando alguien ya no te parezca tan importante como antes, tómatelo como una señal de que estás evolucionando.

Estás viendo las cosas con claridad y sabiduría.

No se trata de su valor, se trata de tu crecimiento.

Deja que esa claridad te guíe hacia conexiones donde la magia fluya, en ambos sentidos, donde tu luz se reciba con igual brillantez.

Al final, lo más especial nunca fue esa persona. Siempre fuiste tú.

“No es que uno quiera alejarse, es que a veces lo empujan lejos. La indiferencia, el juicio, la falta de valor para aceptar al otro como es... Esas cosas te obligan a tomar distancia, no porque no lo intentes, sino porque llega un momento en el que protegerte se vuelve necesario”.

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ENVIDIA

Hablemos de la envidia... La envidia es un veneno.

La envidia es un obstáculo hacia la vida.

La envidia son celos. Los celos es mirar con maldad al otro.

La envidia es miedo e ira incontrolable.

La envidia es vacío, carencia material y espiritual.

La envidia es falta de sentido existencial. La envidia es el precio que pagan los mediocres a las personas alegres, inteligentes y exitosas.

No existe “envidia de la buena”, la “envidia de la buena” es la máscara de la hipocresía.

La envidia es desear lo que otro tiene pero, sin pagar el precio correcto para obtenerlo.

La envidia es ceguera para ver nuestros atributos.

La envidia es muerte espiritual y agonía emocional.

A la vida venimos a ganarnos el derecho de la vida, de la alegría, del éxito y de la riqueza material y espiritual,
otros sólo viven y existen para envidiar el éxito de los demás, al que se ocupa de obtener lo que merece.

La envidia es el sufrimiento de los que nunca alcanzarán ser nuestros verdaderos amigos, por fuera sonríen y por dentro hierven de envidia.

Muchos envidiosos no sólo quieren lo que tú tienes, quisieran que no lo tuvieras tú.

El secreto de la envidia es que el envidioso quiere tu vida,
es decir te quieren muerto.

“Lo que hiere y lo que duele, enseña, pero sólo a quien quiere aprender”

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Psicoterapia Práctica
Manuel David Martínez
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