DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
PSICOTERAPEUTA CLÍNICO
Certificado en Hellinger Sciencia

BÚSCAME

“EXPANDIENDO LA
PERCEPCIÓN DE
LA REALIDAD”

“En la vida cada quien se atormenta dependiendo de su particular nivel de consciencia y de su conexión, o desconexión con los Mundos
Superiores”

Bore Ven y ve

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Si pudiéramos percibir claramente al Creador y su Providencia, no habría ninguna dificultad en realizar las más duras tareas, ya que el beneficio personal resultado de éstas sería evidente.

Pero así como trabajamos para satisfacer nuestras necesidades, de la misma manera debemos trabajar para lograr el crecimiento espiritual.

¿Qué trabajo deberemos desempeñar? ¿Cuál es la razón de nuestra existencia? ¿Cómo conectaremos con los mundos Superiores y con el Creador? ¿Quién será nuestra pareja? ¿Tendremos hijos y éstos cómo se desempeñarán en la vida? y además serán parte de nuestra búsqueda en lo que en ellos mismos se oculta.

Nosotros estamos en un estado de ocultamiento y debemos entender que estamos en ocultamiento, no nos vemos ni nos entendemos.

La persona nace y vive en este mundo en un estado de total desapego de la verdadera realidad.

La persona no sabe dónde ella está y si hay algo más allá de eso. Y ¿Si lo hay, puede ser visto?

Cuando nosotros sentimos la presencia de algo podría ser que eso se esconda o se revele, todo está en nuestro nivel de consciencia.

De modo que el ocultamiento es parte de la revelación, porque todo está acerca de la existencia y de la presencia de algo que está oculto.

Esto significa que las personas que están en un estado de ocultamiento y lo saben, están ya en el camino de la verdad, aún cuando ésta se oculta de ellos por el momento.

Esto ya es un estado avanzado de consciencia, porque la gente común no siente ese algo que se oculta de ellos, y si lo siente lo ignora o huye de él.

Nosotros atravesamos diversas fases de ocultamiento: doble ocultamiento, ocultamiento simple.

En el ocultamiento doble yo sé que estoy separado de la realidad y no puedo ver que el Creador determina todo lo que me sucede a mí.

En el ocultamiento simple yo siento que mi vida depende de mí al estar frente al Creador.

Pero algo que me trajo al ocultamiento, en vez de traerme a la revelación depende sólo de uno mismo.

De modo que en un doble ocultamiento, yo determino que estoy separado del Creador, y en el ocultamiento simple hay contacto, pero yo no realizo Su deseo.

En la siguiente fase, en la fase de la revelación, yo recibo recompensa y castigo, que sólo son las consecuencias de mis actos, de acuerdo al grado que yo realice Su deseo.

El castigo, las consecuencias son eventualmente también una recompensa porque gracias a estas yo avanzo.

Esto me demuestra dónde tengo que corregirme todavía, es decir dónde estoy yo “detrás” del nivel actual, porque la persona no es obligada a hacer algo que esté más allá de su poder.

Eventualmente, yo paso a la Providencia eterna después de haber corregido todos mis atributos, y alcanzo el entendimiento mutuo total con el Creador.

Todos estos estados tuvieron la intención de hacernos entender la Providencia del Creador.

Esta comprensión es el signo, el significado, la base de todo nuestro éxito y bienestar.

Si yo sé que recibo golpes por alguna razón, esto ya no es un sufrimiento sin sentido, sino un castigo que me hará bien o el bien en sí mismo.

Todo depende aquí del nivel en el que estoy y de mi actitud hacia los castigos, que son las consecuencias de mis actos.

Podría ser que como resultado de los golpes a mi egoísmo, yo me sienta tan feliz que me eleve por encima de estos sentimientos.

Por consiguiente no tengo nada pero yo no sufro.

Al parecer ¿Es esto imposible? Pero ¿Dónde está la envidia, la lujuria, el honor?

Todo permanece por debajo, pero se requiere mucho trabajo para alcanzar eso.

Entonces nosotros poco a poco atravesamos las fases de ocultamiento y revelación y subimos los niveles de los mundos espirituales.

Esto se trata de discernimientos individuales acerca de los estados internos de la persona, pero está claro que ellos se llevan a cabo solamente si yo intento estar incorporado, en el entorno correcto tanto como pueda.

De lo contrario, no seré capaz de elevarme.

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El libre albedrío existe sólo cuando hay ocultamiento. Así es como nos trata el Creador.

El Creador permanece en ocultamiento frente a nosotros, y así es como tenemos que ver a todos los hombres, al comprender que ellos están bajo ocultamiento con respecto a nosotros.

Solo soy yo quien ve las deficiencias en ellos, puesto que “uno juzga de acuerdo a sus propios defectos”.

Así que yo tengo libre albedrío aquí:

¿Los trato como los más grandes de nuestra generación? o ¿Los disminuyo frente a mí? Si lo hago, cumplo con mi libre albedrío.

Si los reconozco como grandes, el superior me elevará a mí junto con ellos.

¡Por lo tanto yo ascenderé!

Mira la altura de los hombres, de los amigos y sólo así podrás evolucionar y ascender.

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Cada sistema en nuestro mundo opera con base en dos fuerzas que se oponen más y menos, contracción y expansión, alto y bajo, Luz y obscuridad etc., entre ellas existe un mecanismo mecánico, eléctrico, neumático, y otros muchos mecanismos opuestos y esas dos fuerzas son las fuerzas de desarrollo y movimiento de este mecanismo, de la misma manera en nuestros cuerpos hay dos fuerzas que se oponen constantemente, en general, pueden ser reducidas a dos fuerzas, la de absorción y la de secreción, la de desear recibir y la de desear recibir para otorgar. Nosotros existimos sobre la base de esas dos fuerzas.

Éstas se equilibran más o menos o actúan alternativamente en los niveles de la naturaleza, excepto por un interesante objeto: “el hombre”.

El ser humano está bajo la influencia de una sola fuerza: la fuerza egoísta que lo controla, lo maneja y lo gobierna y hace lo que desea con él.

No hay otra fuerza que se oponga a nuestro ego, y ese es nuestro problema. Entonces, nosotros no podemos ser equilibrados, ni sabios, ni hacer lo que queremos, sino que hacemos constantemente lo que la fuerza egoísta nos obliga a hacer, aunque pueda dañarnos.

¡Mira lo que sucede ahora en el mundo!

Estamos cortando la rama en la que estamos sentados.

Estamos contaminando el aire que respiramos, talando los bosques, convirtiendo extensas áreas en estériles desiertos, causando que los icebergs se derritan, y provocando cambios desastrosos en el clima, de forma que muy pronto será imposible existir en este planeta.

El ritmo de la crisis está acelerándose de forma amenazante, y no podemos hacer nada al respecto.

¿Por qué la naturaleza está haciendo esto?

Es para mostrarnos el grado en el que somos manejados por esta fuerza egoísta y cuánto carecemos de la otra fuerza que es opuesta a ésta, para al menos llegar al equilibrio.

Incluso si fuéramos totalmente opuestos a la fuerza egoísta, incluso si fuéramos absolutamente altruistas, tampoco podríamos existir.

Después de todo, debe haber una fuerza de equilibrio entre esas dos fuerzas, la ley de equilibrio, la ley de alternancia correcta.

Entonces, necesitamos la otra fuerza, y no la tenemos.

Sin embargo, ésta se encuentra en los niveles inanimado, vegetativo y animado de la naturaleza... ¡Es el instinto!

El instinto hace que los animales lleven a cabo ciertas acciones y no otras.

Los restringe y no los empuja a llevar a cabo acciones equivocadas.

El instinto hace que los animales lleven a cabo ciertas acciones y no otras, los restringe y no los empuja a llevar a cabo acciones equivocadas. Si un león ve a un león más fuerte, se retira.

Existe una línea de mando clara, revisar la fuerza y retirarse instantáneamente.

Es decir, existen fuerzas restrictivas con respecto a la naturaleza y a los diferentes fenómenos, no importa cuáles.

Los animales operan de acuerdo al “principio simple del ego animal ordinario”, que es equilibrado por un instinto de protección.

Nosotros no tenemos eso.

Estamos privados de ello, pero necesitamos adquirirlo ya que de otra manera nos encontraremos en una condición que amenaza nuestra existencia.

La sabiduría de la Kabbalah se revela en nuestro tiempo para que, de alguna manera, seamos capaces de adquirir esta segunda fuerza que restringe y equilibra nuestro ego.

La ciencia de la Kabbalah no se estudia con el propósito de adquirir conocimientos teóricos, tampoco es una religión ni una filosofía es la ciencia que nos ayuda a ver, a conocer y a percibir todo lo que se oculta de nosotros, de nuestros sentidos y de nuestra pequeña realidad.

La fuerza opuesta al ego, es llamada altruismo y esta fuerza es la fuerza de otorgamiento y la fuerza del amor.

Si podemos descubrir esta fuerza en la naturaleza y de alguna manera, percibirla dentro de nosotros y comenzar a equilibrar mutuamente las dos fuerzas, podemos estar seguros de que nuestra existencia estará asegurada, será cómoda, buena, y deseable.

De otra manera, nuestro desarrollo futuro será simplemente desastroso.

Vemos cómo estamos perdidos en el ego del día a día y que éste comenzará a consumirnos mientras aún estemos vivos y eventualmente, no nos dejará ninguna esperanza de sobrevivir.

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¡Ven y Ve otra realidad terapéutica! La realidad no puede cambiarse, sólo la percepción de tu realidad es la que puedes cambiar.
Lo más valioso que tienes es la libertad que tienes para percibir, interpretar y la actitud que desarrolles para cambiar tu percepción de esa realidad para actuar.

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