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VIVIENDO CON SENTIDO | DESEO - Deseo que te cures de lo que no le cuentas a nadie, de esos dolores que soportas en silencio, de las lágrimas que corren por tu rostro antes de dormir. Deseo que te sanes de tus miedos...

Deseo que te cures de lo que no le cuentas a nadie, de esos dolores que soportas en silencio, de las lágrimas que corren por tu rostro antes de dormir. Deseo que te sanes de tus miedos, temores e inseguridades. De las incertidumbres que la vida...

VIVIENDO CON SENTIDO | DESEO - Deseo que te cures de lo que no le cuentas a nadie, de esos dolores que soportas en silencio,  de las lágrimas que corren por tu rostro antes de dormir. Deseo que te sanes de tus miedos...

DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
PSICOTERAPEUTA CLÍNICO
Certificado en Hellinger Sciencia

DESEO

“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”

Deseo que te cures de lo que no le cuentas a nadie, de esos dolores que soportas en silencio, de las lágrimas que corren por tu rostro antes de dormir.

Deseo que te sanes de tus miedos, temores e inseguridades. De las incertidumbres que la vida te puso un día y que afrontas cada día al levantarte de la cama y seguir adelante.

Deseo que sanes, de esas heridas, heridas y decepciones, que silenciaste, de las que nunca te quejaste, pero que aún sientes profundamente dentro de ti.

Deseo que te cures del pasado que aún te acompaña en las cicatrices emocionales que llevas sin quejarte.

Que sanes de las excusas que nunca te dieron, del aprecio que no recibiste, del agradecimiento que no te dieron, del justo reconocimiento que no te ofrecieron, de todas las veces que mereciste recibir lo mejor y no te llegó.

Deseo que te cures de esos dolores que te tragaste, silenciaste, arrojaste dentro.

Deseo que te recuperes de todas las veces que dijiste que estabas “bien”, cuando en realidad no estabas nada bien. De las veces que te tragaste el llanto, el enojo, la tristeza, la decepción y sonreíste, para que el mundo no viera tu dolor, o para que tu sonrisa pudiera hacer feliz a alguien.

Deseo que te cures de los sacrificios que has tenido que hacer, de la indiferencia que has recibido, de las cargas que has soportado.

Que sanes de los momentos en los que te sentiste solo y creíste, que nadie veía tus heridas ni reconocía tus acciones.

Créame, la vida ve, la vida corresponde, la vida sana. La sanación puede ser lenta, silenciosa, a veces difícil y no puede realizarse sola.

¡Pero sucede!

La sanación es un proceso. Así como muchos te causan heridas que soportas en silencio, otros ayudan a sanar las heridas sin que te des cuenta.

Deseo que te cures: de todo lo que dices, de todo lo que no dices y de todo…
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TUVE QUE ALEJARME
PARA SANAR…

Porque eso hacemos los valientes, sanar. Sanar para no repetir los mismos errores. Sanar para no matar mundos ajenos. Sanar para no ensuciar otros corazones. Sanar para no herir. Sanar para no dar amor a medias. Sanar para no ser conformista.

Sanar para darme cuenta que las flores crecen en los jardines, y no en el desierto. Sanar para no autodestruírme. Sanar para limpiar mis adentros. Y aunque mi garganta cargaba miles de nudos.

Y aunque creía casi imposible dejar viejas costumbres, quise sanar, porque eso hacemos los valientes.
Perdonar. Amar. Soltar. Sanar.

Me falta mucho, el universo sabe que todavía me falta, pero día a día voy quitando de mi piel aquello que me hizo sufrir. Lo estoy haciendo, lo hago… Sigo sanando por la persona más importante de mi vida, sigo sanando por mí.
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ÉL ME AMA...

Cuando lo conocí me enamoré, me cautivó su sonrisa. Pensé que era un sueño, se acercó a mi lado, luego llegó el “amor”. Me amaba tanto que decidió ser mi amigo, mi pareja, mi todo y apartarme de mis viejos amigos. ¿Para qué tener otros amigos, si lo tengo a él? Lo amo tanto.

Ha pasado un mes y siento que lo conozco. Me llama a cada momento, no me deja ni respirar, pero así es su amor por mí. El otro día se molestó conmigo y me gritó, pero yo tuve la culpa pues me encontró hablando con mi primo. Es que su amor es tan grande que me cela hasta del viento.

Hoy cumplimos tres meses de relación y me puse una mini falda y un escote para asombrarlo, pero la que se asombró fui yo, cuando me di cuenta que él era tan tradicional que me dijo: “Quítate esa ropa si quieres salir conmigo porque yo no salgo con mujeres de la calle”. La razón tenía, pues yo era una muchacha decente y no tenía que vestirme así.

Yo sé que él me ama y lo hizo por mi bien. Él me hizo mujer, su mujer y aunque no fue como yo quería él me lo exigió. Tenía que cumplir, él es mi novio y no quiero que busque a alguien más. Lo hizo por amor.

Me caso con el amor de mi vida, pues quiero salir de mi casa, mi mamá se está entrometiendo demasiado en mi relación. Se atrevió a decir que él no me convenía. Y esto sólo porque el otro día me pegó, porque salí y no se lo dije. Lo perdoné porque se arrepintió y me lloró, lloramos los dos, su arrepentimiento fue tan sincero que hasta entendí que yo tuve la culpa de que lo hiciera, más que eso merecía. Aún así me ama.

Llevo un año de casada y espero mi primer bebé, dejé de trabajar porque debo cuidar mi embarazo “eso dijo él”, y aunque yo no quería lo hice porque lo amo y no debo hacerlo enojar. Él me protege, hasta he dejado de ver a mi familia porque él no quiere que me pase nada. Me ama demasiado.

No sé qué me pasa. Lo que siento por él no es lo mismo, ahora me asusto si lo escucho y tiemblo cuando lo veo. ¿Será que el amor es así? A veces quiero ir a ver a mi mamá, pero ¿quién va a hacer las cosas en el hogar? Él me ama lo sé, debe ser el trabajo que lo pone así. Últimamente está tan agitado que me ha golpeado, pero son mis indiscreciones. Mi bebé de dos años vio cuando lo hizo, se asustó y comenzó a llorar, yo lo consolé y le dije que su papá me amaba mucho y yo era la culpable.

Hoy tengo miedo, siento que me falta el aire, no puedo ni caminar me caí por las escaleras, eso le dije al médico, pero la realidad es que él me pegó otra vez y sólo porque le reclamé el que no durmiera en la casa. Él se arrepiente me suplicó de rodillas que lo perdonara, que no lo volvería a hacer. Yo lo perdono porque él me ama.

Ya no aguanto más ese amor infernal, tengo miedo, le está pegando al niño, lo ha marcado, esto no es amor. ¡Déjalo! Le grité. Me agarró por el cuello, me falta el aire, no puedo respirar, ayuda, ayuda, ayuda. El silencio dominó la escena. Todo pasó tan rápido que no se dio cuenta que la había matado. Aún así él gritaba ¡Yo la amaba!

No permitas que se apague la luz de tu vida, el amor es un sentimiento que causa felicidad y alegría, no desgracia y tristeza. Busca ayuda a tiempo si eres víctima de violencia doméstica. No permitas que se te acabe el aire a ti también.
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David Manuel Martínez
Psicoterapeuta
Psicoterapia Práctica
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