DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
PSICOTERAPEUTA CLÍNICO Certificado en Hellinger Sciencia
“EL PAN NO ESTÁ DURO…
LO DURO ES NO TENER PAN”
“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”
A veces nos queda algún pedazo de pan después de merendar y al día siguiente decimos:
“Este pan está duro” y es muy probable que sí lo esté, pero pensando en ello, les comparto una gran reflexión de Hoy quiero compartir esta frase contigo:
“El pan no está duro... Duro es no tener pan”
Parece mentira, pero somos especialistas en quejarnos, y la mayoría de las veces nos quejamos sin razón, sin sentido, por tonterías, por egoísmo.
“El pan no está duro... Duro es no tener pan”
¿Qué quiere decir esto?
-Que el trabajo que tienes no es duro, duro es no tener trabajo.
-Que tener el carro dañado no es duro, duro es no tener un carro.
-Que por tener el carro dañado y tener que caminar a tomar el bus eso es duro, no; eso no es duro, duro es no tener piernas, duro es no poder caminar.
-Comer arroz con frijoles no es duro, duro es no tener comida.
-Que perder una pelea en algún problema familiar no es duro, duro y créeme que muy duro es perder un familiar.
-Que decir, Te amo mirando a los ojos de otra persona no es duro, duro es decirlo frente a una lápida o un féretro donde ya no tienen sentido las palabras.
Quejarse no es duro, duro es no saber ser agradecidos.
Hoy es un buen día para dar gracias por La vida, por lo que tenemos y no dejar que nuestra felicidad dependa de algo o de alguien. “Nuestra felicidad depende de nosotros mismos y de lo agradecido que seamos”.
Y recuerda... el pan no está duro, lo duro es no tener pan.
En el camino del conocimiento siempre estamos peleando con algo, evitando algo, preparándonos para algo y ese algo es siempre inexplicable y más grande que nosotros, y una fuerza inexplicable vendrá a ti. Carlos Castañeda
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EL SENTIDO DEL CAOS
Todo dolor y sufrimiento en tu vida no son error o un castigo.
En el momento de tu procreación tu alma firmó un “Contrato del Alma”, así fue como elegiste los desafíos que harán crecer, la vida no te pide que huyas o los evites, la vida te exige que enfrentes tus elecciones y sus consecuencias.
Encuentra el sentido y el propósito del caos, de las pérdidas, del sufrimiento trasciende.
Rabí Moshe Armoni
Hay cinco etapas para enfrentar las pérdidas:
- Negación – Ese susurro interno que grita: “Esto no puede estar pasando, no es real”.
- Ira – El fuego que quema al aceptar: “¿Por qué a mí? ¡No es justo!”
- Negociación – El diálogo desesperado: “Si hago esto, tal vez todo cambie”.
- Depresión – El peso abrumador que dice: “Todo está perdido, no puedo seguir”.
- Aceptación – No resignarse, sino abrazar la verdad con fuerza, sabiendo que en ella hay un propósito más grande. Pero en nuestro camino de sanación, vamos más profundo – al Contrato del Alma. Cada dolor, cada desafío, cada lágrima, los elegiste antes de venir a este mundo. Tu alma sabía que este viaje, aunque difícil, te llevaría a descubrir quién realmente eres.
“¿Cómo pude firmar esto? ¿Por qué estaría de acuerdo con tanto sufrimiento?”
La respuesta está en la grandeza de tu alma. Si no hubieras firmado, ¿cómo podrías dar cuentas? ¿Cómo podrías recibir el mérito de superar tus pruebas?
Tu alma sabía que esto era bueno para ti, que podías con ello.
Aceptar no significa rendirse; significa levantarse y transformar el dolor en grandeza.
Levántate. Tu alma es más grande que tus miedos y más fuerte que tus dudas.
Deja de negociar con la realidad y empieza a vivir lo que tu alma eligió para ti. ¡Trasciende!
Cuando dejas de pertenecer a un lugar, la vida se encarga de ponerte en escenarios incómodos hasta que decides salir.
Aunque todo parezca caótico, sucede porque algo mejor te espera. Escucha a la vida cuando te empuja fuera de donde no deberías estar.
Es su forma de mostrarte el camino, de recordarte que a veces la incomodidad, es el primer paso hacia un destino más luminoso... Mario Benedetti.
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Habrá un momento en la vida en que tendrás que mirar a los ojos de alguien cercano —tu pareja, un amigo, un hermano— y decirle con firmeza y ternura:
“Voy a ser honesto contigo. A partir de ahora no entraré más en el torbellino de tus emociones. Las respeto, las entiendo, incluso las honro… pero son tuyas, no mías. No puedo vivirlas como si fueran parte de mi alma, porque en este viaje yo también cargo mi propia mochila emocional, y es lo único que puedo llevar.
Si decides quedarte en esa tormenta, te apoyaré, siempre desde mi lugar, desde mi calma. No te abandonaré, pero tampoco me perderé contigo.
Desde aquí, desde mi centro, puedo ser un faro, no un barco que naufraga contigo. Te quiero, y precisamente porque te quiero, necesito cuidar de mi equilibrio.
Amar no es llevar el peso de la vida de otro en la espalda; es caminar juntos, libres, ligeros, cada uno siendo dueño de sus propias tempestades.
El amor no tiene que doler más de lo necesario; el amor, cuando es genuino, construye, no destruye”.
A veces, amar significa también aprender a decir:
“Aquí estoy, pero sin olvidarme de mí mismo”.
“La pareja es el laboratorio del ego”
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El secreto de los secretos
Los secretos se convierten en un nudo patológico que lentamente invaden el inconsciente y desde allí comienzan a ejercer una acción demoledora en la psique, neurosis y en el cuerpo enfermedades.
Los secretos no expresados se convierten en síntomas físicos y emocionales.
En las familias, estos secretos tienden a emerger, reproduciéndose de generación en generación hasta que alguien los confiesa.
Es mejor saber una verdad, aún cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que callamos, es adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo.
Todas las familias tienen secretos guardados, hasta las más normales, porque todos los seres humanos hacen cosas de las que luego se arrepienten. Las silencian.
Cuando alguien dice “en mi familia no hay ningún secreto”, lo que suele suceder es que todavía no los ha descubierto.
Alejandro Jodorowsky
“Sólo puede ser cazado quien cae en la rutina”