DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
PSICOTERAPEUTA CLÍNICO Certificado en Hellinger Sciencia
“LAS VACAS NO DAN LECHE”
“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”
Un hombre les dijo a sus 3 hijos pequeños, cuando cumplan 12 años les diré el verdadero “Secreto del éxito en la vida”.
Así pasaron los años y uno de los hijos cumplió los 12 años, fue con su padre y le pidió le revelara “El gran secreto del éxito en la vida”.
Así el padre le dijo, ahora te lo diré pero no se lo debes decir a tus hermanos hasta que ellos cumplan los 12 años, y éste es el secreto:
“Las vacas no dan leche” el niño se quedó sorprendido por la simple respuesta, y le dijo no entiendo, el padre lo miró a los ojos y le reiteró la respuesta, así es hijo “Las vacas no dan leche” tienes que ordeñarlas para obtener leche, también tienes que trabajar mucho en el establo, limpiándolo, alimentarlo, bañarlo, pastorearlo, vacunar y todo lo que implica el trabajo en el campo y las vacas, los toros y los becerros, sólo así obtendrás la leche.
Lo fácil no da frutos. Sólo el trabajo, el esfuerzo, la dedicación, la creatividad serán la llave del éxito y la felicidad.
Así que el gran secreto del éxito en la vida es “Las vacas no dan leche”
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ENERGÍA
Si mi energía no te despierta, no soy para ti.
Si mi espíritu no te inspira, no fuerces la conexión.
Si mi pensamiento no te hace pensar más profundamente, no tiene sentido tenerme presente.
Si mi pasión no te mueve, entonces mejor cambia de dirección. Si mi presencia no te ayuda a evolucionar, mi ausencia ciertamente lo hará.
Si mi amor no abre definitivamente tu corazón, otro amor lo hará.
Ve y busca lo que hace vibrar tu ser, ni siquiera te detengas a mirar atrás.
Uno de los mayores actos de amor es dejar ir.
La vibración no miente.
Alejandro Jodorowsky
Soy fuerte porque cuando la tempestad me sacude, no me quiebra, los nervios se me alteran, pero no me traicionan, mis metas se dificultan, pero no las cambio.
El dolor me ataca, pero no me derrumba, la ola me barre, pero no me ahoga, porque me paro firme aunque sople el viento en contra, porque estoy dispuesto a empezar, aunque sea con escombros, recojo flores, aunque sea con espinas, marco el camino, aunque se levante el polvo, le he tomado la medida a la vida y aunque me hinque y me derrumbe, estoy dispuesto a levantarme tantas veces sea necesario para conquistarla.
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EL ENOJO: EL EXTRAORDINARIO FUEGO INTERNO.
El enojo no es oscuro.
El enojo no es peligroso.
El enojo no es algo poco espiritual.
El enojo no es “malo”,
Ni tampoco es un signo de falta de evolución,
O nuestro fracaso,
Ni nuestra falta de mirada interna, de paz, de iluminación, de madurez, de salud. Nada de eso.
El enojo simplemente es fuego:
el fuego puede arder,
el fuego puede limpiar,
el fuego puede iluminar,
el fuego puede sanar.
El enojo es una emoción real y válida, que surge inteligentemente en nuestro cuerpo, para protegernos de una amenaza real o imaginaria.
Quiere poner límites, está listo para decir que no, tiene la voluntad de defender nuestra vida, y anhela ser escuchado.
El enojo no es el problema.
El enojo no es inherentemente violento, es en nuestra reacción inconsciente de nuestro enojo, en donde comienza la violencia.
Cuando reprimimos o rechazamos el poder de nuestro enojo, cuando lo empujamos hacia adentro, nos negamos a sentirlo o incluso lo reconocemos, y lo escondemos para ser “buenos” y complacer, impresionar o proteger a otros, el enojo se transforma en violencia.
El mal enojo es cuando atacamos y lastimamos a otros para encontrar alivio de nuestra rabia, cuando juzgamos, culpamos, nos enfurecemos, y manipulamos e intentamos controlar a otros, lo que piensan, lo que sienten, lo que desean o dejan de desear, cuando hacemos sentir mal a otros, los castigamos, ahí es donde yace en la “oscuridad”,
El enojo sólo es energía, salvaje y poderosa energía surgiendo en el cuerpo, no es un pecado o una fuerza “no espiritual” que debe ser erradicada, sino más bien una intensa y creativa expresión de la vida misma.
El enojo es simplemente una parte salvaje de nosotros pidiendo ser reconocida, con entendimiento, con compasión, con amor, con tranquilidad, con la respiración, con consciencia.
Algunas de las personas más violentas que he conocido, son quienes se consideran los más “espirituales”, los iluminados, los gurúes, los perfectos, aquellos que “nunca se enojan”, aquellos que “siempre están en calma, en paz y en un perfecto estado amoroso y de ecuanimidad”, aquellos que “viven en estado de pura Consciencia” esconden su enojo, no son pacíficos son egocentristas que tienen paz interior, sólo actúan su bondad pacífica.
No hay amor verdadero si no reconocemos nuestro enojo cuando viene a visitarnos.
La luz verdadera siempre está dispuesta y puede iluminar la sombra, y bendecir el caos.
El enojo no es inherentemente oscuro, el enojo no es peligroso,
el enojo no es “poco espiritual”, el enojo no es “malo”, o avergonzante, o pecaminoso.
Todas estas creencias obsoletas provienen de un profundo miedo...
De un malentendido y de la poca confianza en el cuerpo.
Podemos deshacer este condicionamiento:
La próxima vez que surja el enojo, como lo hará, ¿podrás desacelerar, conectar, sentir, respirar nuevamente, y tener una actitud curiosa por este fuego interno?
Y por debajo de tu enojo, quizás descubras un tierno, frágil y atemorizado corazón, una hermosa vulnerabilidad, y un poder auto protector, con una historia de hace billones de años.
“No le tengo miedo a los demonios, sino a lo que soy capaz de hacer cuando los libero”.
“Es de sabios reconocer nuestros demonios, pero es de mayor sabiduría el saberlos guardar nuevamente”.