DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
PSICOTERAPEUTA CLÍNICO
Certificado en Hellinger Sciencia
¿POR QUÉ TE DUELE EL CUERPO?
“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”
¿Por qué te duele el cuerpo?
Te duele porque aún no has aprendido a disfrutar, porque acumulas viejos odios y rabia.
Te duele porque te niegas a desarrollar tu vitalidad y elasticidad corporal, porque lo castigas con adicciones e inmadurez emocional.
Te duele el cuerpo porque rechazas el presente y, permites que los recuerdos te definan. Te duele porque no cierras etapas y te vistes de víctima, en el drama que creaste. Te duele porque amas la herida que no quieres sanar.
Te duele el cuerpo porque has sucumbido a la apatía y te has dejado ganar. Te duele porque dudas merecer una vida sin traumas y alas para volar. Te duele porque has cedido tu voz al clan familiar. Te duele el cuerpo porque no vives en paz.
Te duele el cuerpo porque no te atreves a valorarte más.
Te duele porque callas cuando debes gritar. Porque culpas al amor de tu obsesión por dominar. Porque exiges un respeto que no te atreves a generar.
Te duele el cuerpo porque confundes una relación con un ring, donde poderte desahogar.
Te duele porque no te atreves a conectar con tu divinidad. Porque te da miedo la libertad.
Te duele el cuerpo porque no te permites recordar, que has nacido para crecer y trascender desde el amor que ya eres.
Te duele el cuerpo porque no inviertes en silencio ni haces las paces con tu soledad y con tu oscuridad.
Eres un ser de amor en constante expansión. Deja ya de encasillarte, frenarte y atrofiarte. Despierta a tu magia y a tu poder.
Haz valer el amor que ya eres.
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¿POR QUÉ?
Te estarás preguntando cómo es que los guerreros enseñan las habilidades de la "violencia", pero hablan de paz y tranquilidad.
Por extraño que pueda parecer a algunas personas, los dos no son mutuamente excluyentes.
Piénsalo. Los monjes del templo Shaolin son gente pacífica, pero enseñan las artes de la autodefensa.
Todos los verdaderos guerreros quieren la paz.
Una vida de paz es donde puedas perseguir tus metas, pasar tiempo de calidad con tus seres queridos y vivir la vida al máximo.
Pero como la historia ha demostrado una y otra vez, vivir una vida pacífica no siempre es posible, por lo que debemos entrenar artes marciales, incluso en tiempos de paz.
George Washington declaró que “aquellos que quieren la paz deben prepararse para la guerra”, y esta misma línea de pensamiento se ha enseñado durante cientos de años. Si bien debemos vivir en paz y armonía, también debemos entender y aprender cómo luchar y defendernos.
Saber luchar no está en contra de la paz y el amor, sino que es parte de amar la paz y a nuestros seres queridos.
Si amas a alguien, debes estar dispuesto a defenderlo.
Además, estar dispuesto a defender a alguien no vale nada, si no tienes la habilidad o el entrenamiento para hacerlo.
No seas de esos que afirman ser pacifistas cuando ser inofensivos es su verdadera realidad.
Un guerrero elige ser pacífico porque conoce sobradamente, el dolor y la pérdida de la guerra.
Así que, sí, enseña a tus alumnos el camino de la paz y el amor, pero también enséñales cómo enfrentarse al mal que tan a menudo camina por el mundo.
Enséñales a oponerse a aquellos que odian la paz y quieren destruir nuestra forma de vida, pero también dales las herramientas para poder resistir con éxito.
“Las cosas son como son y
sufrimos porque las
imaginamos diferentes”
Alejandro Jodorowsky
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MIS DEMONIOS
Mis demonios no pueden parar de reír, ahora son mis amigos...
Cuando aparecen, los miro de reojo y les sonrío, son muy divertidos cuando los comprendes.
Yo les cedía todo el poder que tenían sobre mí, sentía miedo, me creía débil, no me conocía, no era consciente de lo poderoso que Soy.
1. Mi demonio de la pereza solía sabotear mi productividad, pero hoy elijo la acción y la determinación.
2. Mi demonio de la ira solía desencadenar conflictos, pero encontré el autocontrol y la paz interior como mi respuesta.
3. Mi demonio de la envidia solía hacerme sentir insatisfecho, pero el cultivo de la gratitud iluminó mi camino.
4. Mi demonio de la lujuria solía nublar mi juicio, pero la autoconciencia y el respeto por mí mismo, me guían hacia mejores elecciones.
5. Mi demonio de la avaricia solía anhelar más y más, pero descubrí que la generosidad y la compartición enriquecen mi Ser.
6. Mi demonio de la soberbia solía hacerme creer superior, pero la humildad me conectó con la humanidad.
7. Mi demonio de la gula solía tentarme con excesos, pero el equilibrio y la moderación nutrieron mi bienestar.
Gracias, Demonios, por permitirme ver la oscuridad en mí, ahora sé dónde llevar mi Luz.
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